jueves, 1 de noviembre de 2012

Reseña: Assassin’s Creed III, ¿Será el gran reivindicador de la serie?


Se trata de la ver­da­de­ra con­ti­nua­ción de la saga As­sas­sin’s Creed y, es­pe­ra­mos, la con­clu­sión de una his­to­ria que co­men­zó en 2007 cuan­do via­ja­mos a la edad media para co­men­zar nues­tra lucha con­tra los tem­pla­rios. En esta oca­sión, El Ani­mus nos deja en medio de un con­flic­to que cam­bió la faz de la tie­rra, la Gue­rra de In­de­pen­den­cia de los Es­ta­dos Uni­dos en la pers­pec­ti­va de Con­nor, nues­tro ase­sino na­ti­vo ame­ri­cano que lu­cha­rá por li­brar al nuevo con­ti­nen­te de los tem­pla­rios mien­tras Des­mond ave­ri­gua como evi­tar una ca­tás­tro­fe mun­dial.
AC III es un tí­tu­lo de Ubi­soft desa­rro­lla­do en sus es­tu­dios de Mon­treal, Ca­na­dá. Su ar­gu­men­to cie­rra todos los ca­pí­tu­los que hemos ju­ga­do hasta ahora para lle­var­los a una con­clu­sión el 21 de di­ciem­bre del 2012 cuan­do una ca­tás­tro­fe de pro­por­cio­nes pla­ne­ta­rias ame­na­ce con ter­mi­nar con la hu­ma­ni­dad. Es la mi­sión de Des­mond y sus an­te­ce­so­res ave­ri­guar la forma de de­te­ner esto.
As­sas­sin’s Creed III sufre del es­tig­ma de AC: Brot­her­hood.  Mu­chos se que­ja­ron de que se tra­ta­ba sólo de una ac­tua­li­za­ción más de As­sas­sin’s Creed que re­ci­cla­ba tex­tu­ras, per­so­na­jes, grá­fi­cos y ani­ma­cio­nes. No obs­tan­te, desde el pri­mer anun­cio de AC III, Ubi­soft se em­pe­ñó en con­ven­cer­nos de que este tí­tu­lo sería re­di­se­ña­do desde cero para ofre­cer­nos una aven­tu­ra to­tal­men­te nueva y re­fres­can­te. ¿Lo lo­gra­ron?
Uno co­mien­za la his­to­ria con un per­so­na­je que no nos re­sul­ta fa­mi­liar. La re­crea­ción del mundo en el siglo XVIII está be­lla­men­te cap­tu­ra­da en todos los po­lí­go­nos de los es­ce­na­rios. El nuevo motor grá­fi­co Anvil Next otor­ga­rá mun­dos rea­lis­tas y lle­nos de vida que ga­ran­ti­zan una ex­pe­rien­cia única en esta saga.
Pron­to uno se en­cuen­tra pro­ban­do – y re­cor­dan­do – las ha­bi­li­da­des de tu per­so­na­je mien­tras este viaja a bordo de un navío que lo lle­va­rá al nuevo mundo. Du­ran­te la tra­ve­sía, el ju­ga­dor re­cor­da­rá cómo blo­quear ata­ques, sal­tar, co­rrer, tre­par­se en cosas y gol­pear a sus enemi­gos mien­tras el ju­ga­dor se ma­ra­vi­lla con un con­trol res­pon­si­vo me­jo­ra­do que, a pesar de todo, se li­mi­ta a pre­sio­nar dos bo­to­nes de ma­ne­ra re­pe­ti­da hasta que todos los enemi­gos se en­cuen­tren fuera de com­ba­te.
Ya poco menos de dos horas de juego uno se en­con­tra­rá con que, en reali­dad, el juego ape­nas co­mien­za de ma­ne­ra ofi­cial, ya que, des­pués de los aza­res del des­tino, se­gui­mos la his­to­ria de Ra­tonhn­ha­ké:ton, tam­bién co­no­ci­do como Con­nor, un mes­ti­zo mohi­cano-in­glés que se con­ver­ti­rá en un ase­sino que de­be­rá de­te­ner a su padre, un im­por­tan­te agen­te tem­pla­rio.
Los es­ce­na­rios son va­ria­dos. El valle Mohi­cano, donde los ár­bo­les pue­den ser es­ca­la­dos fá­cil­men­te para evi­tar obs­tácu­los y ame­na­zas po­ten­cia­les como osos ne­gros y sol­da­dos, es un cam­bio muy bien­ve­ni­do en la cons­tan­te ac­ción ur­ba­na del juego. En este valle, uno puede en­con­trar­se con di­fe­ren­tes ani­ma­les que po­drán ser ca­za­dos para apro­ve­char sus bon­da­des.
Las ciu­da­des mues­tran un reto mucho mayor que en jue­gos an­te­rio­res de­bi­do a que estas son más gran­des y, por ende, cuen­tan con ave­ni­das que se­pa­ran las es­truc­tu­ras de tal ma­ne­ra que sal­tar de techo en techo re­sul­ta com­pli­ca­do. El ju­ga­dor de­be­rá subir y luego bajar a nivel de calle para vol­ver a es­ca­lar otro edi­fi­cio cuan­do se in­ten­ta lle­gar de un punto a otro uti­li­zan­do las ha­bi­li­da­des de Par­kour de Con­nor. Todos los es­ce­na­rios su­fren de su­ti­les tran­si­cio­nes cli­má­ti­cas entre otoño, in­vierno y pri­ma­ve­ra que cam­bian la ilu­mi­na­ción de estas para me­jo­rar la at­mós­fe­ra del juego.
Bos­ton y Nueva York son ciu­da­des aba­rro­ta­das de gente, puer­cos, gatos, ove­jas, vacas, pe­rros y niños. Sí, ya hay niños que uno no podrá ase­si­nar pero que ju­ga­rán el papel de los clá­si­cos va­ga­bun­dos que no te de­ja­rán ir si no les lan­zas unas mo­ne­das.
La ani­ma­ción de todos los per­so­na­jes ha sido to­tal­men­te re­di­se­ña­da para ofre­cer una nueva mi­ra­da a los ju­ga­do­res que ya se ha­bían can­sa­do de ver los mis­mos mo­vi­mien­tos de com­ba­te una y otra vez. La ma­ne­ra en la que Con­nor y sus enemi­gos pe­lean ha cam­bia­do de una ma­ne­ra tan drás­ti­ca que la ac­ción se sien­te más na­tu­ral.
El modo en que uno di­ri­ge sus pu­ñe­ta­zos a un enemi­go en es­pe­cí­fi­co tam­bién fue me­jo­ra­do de­bi­do a las gran­des crí­ti­cas que este ob­tu­vo en los tí­tu­los an­te­rio­res; sin em­bar­go, aún sólo se ne­ce­si­tan pre­sio­nar dos bo­to­nes para matar a quien sea.
Ahora es po­si­ble tomar las armas de los enemi­gos para con­ser­var­las y uti­li­zar­las des­pués. Esto re­sul­ta muy efec­ti­vo cuan­do se dis­pa­ra un mos­que­te y, en lugar de to­mar­se el largo tiem­po de re­car­ga, uno sim­ple­men­te toma otro del piso y lo de­to­na de nuevo para man­te­ner a los con­trin­can­tes a raya.
La mo­les­ta barra de ener­gía que era ne­ce­sa­rio acre­cen­tar com­pran­do ar­ma­du­ras o re­lle­nar con­su­mien­do me­di­ci­nas ha des­a­pa­re­ci­do para dar lugar a una que se re­ge­ne­ra con­for­me uno pelea. Esto puede ser mo­les­tos para aque­llos que dis­fru­tan de una ex­pe­rien­cia más “rea­lis­ta” al pre­fe­rir tener que bus­car un mé­di­co para ser cu­ra­do. Ahora el traje de Con­nor per­ma­ne­ce­rá igual y nin­gu­na adi­ción podrá ser hecha para me­jo­rar la forma en la que este se desen­vuel­ve en com­ba­te o du­ran­te su re­co­rri­do por el mundo.
Otro de los pun­tos fuer­tes de AC III es la gue­rra naval. Los con­tro­les para po­ner­se de­trás de un timón y con­tro­lar un navío son sen­ci­llos e in­tui­ti­vos. Se pre­sio­na un botón para des­ple­gar toda la vela o “fre­nar” al ama­rrar­la de vuel­ta. Este tí­tu­lo re­crea de una ma­ne­ra muy agra­da­ble la forma en la que se desen­vol­vía una ba­ta­lla naval a fi­na­les del siglo XVII. Una ex­pe­rien­cia real­men­te sa­tis­fac­to­ria.
Du­ran­te el juego el ju­ga­dor podrá po­ner­se al mando de es­cua­dro­nes de tiro y ca­ba­lle­ría para car­gar con­tra los in­gle­ses du­ran­te las ba­ta­llas más im­por­tan­tes de la gue­rra de in­de­pen­den­cia de Es­ta­dos Uni­dos. Digan adiós a esos mi­ni-jue­gos for­za­dos de As­sas­sin’s Creed: Brot­her­hood que tanto mo­les­ta­ron al pú­bli­co. Esta vez se trata de mo­da­li­da­des de juego que se sien­ten re­fres­can­tes al rom­per la ru­ti­na y ofre­cer una mi­ra­da di­fe­ren­te al con­flic­to.
Otras ta­reas mo­les­tas como se­guir a un sos­pe­cho­so sin que este note tu pre­sen­cia o es­ca­lar todos los pun­tos de sin­cro­ni­za­ción con­ti­núan sien­do obli­ga­to­rias. La po­si­bi­li­dad de robar a los tran­seun­tes aún sigue sien­do un pa­sa­tiem­po muy di­ver­ti­do.
El de­par­ta­men­to del audio que acom­pa­ña la ac­ción re­sul­ta algo que no es ex­cep­cio­nal. Es bueno, más no ge­nial. En oca­sio­nes se ex­pe­ri­men­ta­rán pe­que­ños pro­ble­mas de sin­cro­ni­za­ción cuan­do hay mucha ac­ción en pan­ta­lla, pero esto no arrui­na­rá el día de nadie.
Por otro lado, los pe­que­ños vi­deos de in­tro­duc­ción que in­te­rrum­pi­rán la ac­ción de vez en cuan­do po­drán verse un poco for­za­dos o apre­su­ra­dos. De igual ma­ne­ra, esto no mo­les­ta­rá si to­ma­mos en cuen­ta que, en reali­dad, son pocos los tiem­pos de carga que estos vi­deos dis­fra­zan de una ma­ne­ra tan efi­cien­te.
La his­to­ria es­ta­rá llena de giros de tuer­ca que bo­rran el his­to­rial de ar­gu­men­tos li­nea­les y pre­de­ci­bles. Re­sul­ta muy en­tre­te­ni­do des­cu­brir cosas que desde el prin­ci­pio pa­re­cen no en­ca­jar en el ar­gu­men­to prin­ci­pal pero que al final todo re­co­bra­rá sen­ti­do. Se re­co­mien­da am­plia­men­te che­car los co­rreos en la compu­tado­ra de Des­mond cuan­do ten­gan tiem­po. No se arre­pen­ti­rán.
 As­sas­sin’s Creed III es un tí­tu­lo que real­men­te te deja sa­tis­fe­cho. Se trata de una bo­ca­na­da de aire fres­co a todos esos Shoo­ters que abun­dan en el mer­ca­do. El ar­gu­men­to in­ten­so y la vasta ju­ga­bi­li­dad (la du­ra­ción del juego es de unas 15 horas si se ig­no­ran todos los retos se­cun­da­rios) sa­tis­fa­ce­rá a los fans de hueso co­lo­ra­do por sus giros e in­tri­gas y a los nue­vos ju­ga­do­res por su ágil forma de eje­cu­ción y be­llos es­ca­pa­ra­tes que per­fi­lan a AC III como uno de los jue­gos que mejor se ven de este año.
Dis­po­ni­ble desde el 30 de oc­tu­bre para Xbox 360 y PlayS­ta­tion 3, AC III re­sul­ta una muy buena op­ción para pasar lar­gas horas fren­te a la pan­ta­lla y su­mer­gir­se en un mundo lleno de mos­que­tes, re­vo­lu­ción, ta­ber­nas y mucha his­to­ria.

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